20/1/13

No hay dolor


Sabe que es un veneno y que su sangre no es caliente, y que aunque quisieras, no podrías mirarle el alma, porque tiene las luces apagadas, …por eso nadie ve cómo se le resquebrajan las entrañas,
indolentes. Putrefactas.
Infinitas.
Es el contorno de las lágrimas desafinadas que gangrenan miradas de por vida,  la forma inequívoca del llanto fúnebre.
No hay dolor, más que el dolor de su ausencia y su existencia, de su contradicción incuestionable.
No hay dolor, más que el nuestro.

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