Todas las mañanas me cuento a mí misma mis penas
en versos de autobús,
omitiendo las miradas indiscretas.
Muda, sorda y ciega me cuento mis penas
Uso la fórmula inversa que inventamos
cuando dejamos nosotros de contarnos las mañanas
la que usamos para tirar a la basura
las peleas de edredón
y de almohadaLa que usamos para que se partiera el cielo en dos
y se callaran todos los pájaros
Y desde entonces tú tus camas y yo
las mías
y allá tú con tus delirios, allá tú
con tus rutinas
que yo me curaré el dolor de las entrañas
con besos regalados
y camuflaré el olor de mi alma podrida
con polvos de segunda mano
Cuenta ahora tú tus mañanas
que yo contaré las mías, amanezca
donde amanezca
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