2/4/13

Vuelvo y me olvido de mi pasado, y de las raíces que me adherían al encanto de las calles estrechas. Las calles blancas, las calles de flores que nadie roba. Vuelvo aquí y no me importa. Y no importo.
Aquí no importo y no pasa nada, dentro del ascensor lleno puedo oír mis propios pensamientos. Y recorriendo en dirección contraria las calles, al 90% de su capacidad antes de que la última gota colme el vaso, no me importa desnudarme ante todas esas caras codificadas que no volveré a ver nunca, ese cupo de miradas que olvidaré al instante. Gente a la que no le importo. Gente que no me importa. Gente, gente, gente, que rellena de mala manera mis horas huecas.

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